Fernando y Enrique, dos buenos amigos, nos propusieron el diseño de un café -bar. Lo único que nos dijeron, fué que ya tenían el nombre, se iba a llamar The circus.
A partir de ese momento, el estudio de pone a diseñar un local limpio y minimalista, con detalles relacionados entre sí y entre los propietarios del local.
Creamos un espacio unificado con el blanco lacado y brillante y lo ligamos junto con el amarillo y gris oscuro.
El amarillo, un color arriesgado y que nunca habíamos trabajado con él, pero que encajó perfectamente en el bar The circus.
Proponemos un mobiliario de principios y mediados del siglo XX, que mezclado con lacas y resinas, nos da un ambiente vanguardista y del siglo XXI.